A menudo los alumnos me plantean esta cuestión o ésta se halla en el fondo de sus indecisiones cuando tienen que elegir itinerarios y optativas. Y la situación económica que estamos viviendo -desde hace años, no nos engañemos- agrava sus dudas. A ello hay que añadir la deriva en materia de educación que venimos sufriendo, cuya casi única consecuencia es la rebaja de los contenidos, la bajada en el nivel de exigencia y la proscripción de cualquier hábito de esfuerzo. Y últimamente además asistimos a la creación de nuevas asignaturas, que supuestamente serán la panacea para la obligatoria formación en lo que el mercado laboral va a demandar, y de paso les colocan la espada de Damocles para que el miedo haga más atolondrada la decisión. Buena prueba de ello es el reciente borrador que modifica el Real Decreto por el que se establecen las enseñanzas mínimas en la E.S.O., -recomiendo fijarse en los curiosos itinerarios propuestos para 4º, en el Artículo 1, 2-.
Pero, no nos engañemos, no hay fórmula mágica. En general la vida real exige esfuerzo constante y trabajosa formación, -no titulaciones estrella que supuestamente allanan el camino-, y además una mente sensata, reflexiva y que analice y sopese adecuadamente el mundo que le rodea en cada momento, sin dejarse llevar por cantos de sirenas. Y esto sólo, repito, sólo se logra con el trabajo personal del alumno guiado por el profesor. Pero ¿qué tenemos ahora en las aulas? Es cierto que el mundo ha cambiado, pero no tanto como nos quieren hacer creer, y eso ha servido de disculpa para sucesivos (y fracasados) ensayos de innovación educativa -por cierto, sin suficiente dotación económica- que dejan alumnos pésimamente formados y docentes desesperados. La rebaja de la exigencia a todos los niveles, como comentaba más arriba, ha convertido nuestras aulas literalmente en jaulas de monos -totalmente en la E.S.O. y ya muy generalizadamente en Bachillerato- donde los alumnos se aburren a la espera de un espectáculo que nunca puede llegar y el profesor hace cabriolas para captar su atención, y con lograr sólo eso ya se puede dar por satisfecho. El descenso de la formación es tal que hemos logrado tener auténticos analfabetos funcionales, jóvenes que son incapaces de entender su propia lengua, un ejemplo: en estos días compruebo perpleja cómo mis alumnos de 4º -unos chicos que están más bien por encima de la media y tienen interés por sus estudios-, no consiguen entender cuestiones sencillas sobre el contenido de unos poemas en castellano o que necesitan que les explique los ejercicios del cuaderno, cuando no están enunciados exactamente con las mismas palabras que en el libro de texto, pidiendo una traducción a su propio idioma en un registro sumamente simple. Lo terrible es que hace seis años estas mismas cuestiones no planteaban tantos problemas.
Paralelamente a la pésima formación en Lengua, los profesores de Lenguas Clásicas comprobamos además un descenso alarmante en el número de alumnos que estudian Griego y Latín, buena prueba de la mala orientación que reciben, porque constantemente se insiste en la necesidad de dominar inglés y otras lenguas, pero se acepta con la mayor naturalidad que los alumnos llamados de letras prefieran estudiar Matemáticas o Economía, alegando que tienen "más salidas", aunque luego no son tales -pero sólo lo comprobarán al final de sus estudios, cuando ya no tenga remedio-. Y algunos profesores agravan la situación con miopes y pésimos consejos, como el de una de matemáticas, que obliga a estudiarlas a quienes quieran hacer Periodismo, alegando que "así sabrán leer una gráfica", cuando está claro que para un periodista es imprescindible el dominio de la palabra y el pensamiento, sobre todo para la interpretación -no sólo la lectura de datos-, como puede verse en el plan de estudios de esta titulación. Y otro ejemplo de cortas miras y de que los conocimientos mondos y lirondos en Economía no sirven, es el de otra profesora que llama bache a la crisis sistémica que padecemos: tras los primeros recortes salariales sufridos el año pasado, daba por sentado que en éste presente se compensarían sin mayores problemas, y aún lo cree, me temo.
En el mundo que está resultando de estas transformaciones el mercado laboral experimenta unos cambios radicales y dramáticos para España, lo podemos comprobar en el artículo Preparando el terreno, escrito por el economista S. Niño Becerra -que sí sabe de economía-. Precisamente aclara, por si no lo vemos nítidamente a diario, que cualquier actividad que pueda realizar una máquina o un obrero infrapagado -seguramente en un país emergente o tercermundista-, no tendrá salidas en el nuestro. Si un alumno de las llamadas letras, que no tiene una sólida formación en ciencias, hace la tontería -salvo en casos muy puntuales- de dejar Latín o Griego por Matemáticas y Economía, está renunciando a la formación que lo va a hacer único e imprescindible en su campo, el del razonamiento y el dominio del lenguaje, aquel en el que los avances tecnológicos no van a hacer prescindible, porque no es un trabajo mecánico. Otro argumento a favor del estudio del Griego y el Latín es que, a pesar de la general rebaja de contenidos que han sufrido todas las asignaturas, éstas siguen manteniendo casi el mismo nivel del antiguo bachillerato de B.U.P. y C.O.U.: de hecho, los análisis sintácticos que realizan mis alumnos en 2º de Bachillerato son -¡pásmense!- más complejos que los que hacen en la propia Lengua Española. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Que estarán mejor preparados y eso sólo puede ser bueno para ellos, a pesar de que ahora sólo prevalezca el interés por lo fácil e inmediato, lo supuestamente "práctico": las Matemáticas de Bachillerato no "sirven para todo" a un alumno de letras, y lo digo sin sonrojo porque las he estudiado.
Y voy a ser muy práctica. Éstas son mis respuestas a la pregunta del encabezamiento:
¿Qué estudios tienen más salidas?
1º. No existen los chollos: hay multitud de salidas, pero es difícil encontrarlas. Y nadie puede contestar por ti a esta pregunta. Sólo tendrá salidas para ti aquello en lo que puedas desarrollar tus capacidades, y éstas sólo las descubrirás tú y cuando, después de años de estudio y esfuerzo, hayas comprobado por ti mismo qué campo es el mejor. Así que acostúmbrate a ser reflexivo y observador.
2º. En cualquier camino que elijas debes tener muy presente que deberás esforzarte por conseguir los mejores resultados, ser de los mejores, porque de ello dependerá que tengas más posibilidades de conseguir un trabajo. Y siempre hay que huir de las asignaturas o los estudios "fáciles" o rápidos, en los que no hay examen ni exigencias: en ésos no se aprende nada importante y, cuidado, cada vez abundan más en los planes de estudios. Debes tener iniciativa, buscar todos los elementos que necesites para juzgar, preguntando no sólo al orientador sino a los profesores que imparten las asignaturas. Y, a partir de ahora, deja de hacerte concesiones y trátate como un adulto con responsabilidades y obligaciones. Suena duro, pero tarde o temprano la vida te lo va a imponer, así que es mejor estar ejercitado en ello y que no te pase por encima como un rodillo.
3º. Especialmente para los alumnos de Humanidades en Bachillerato: quien elija esta modalidad tiene que estudiar obligatoriamente Griego y Latín. Elegir opciones mixtas, supuestamente "para no cerrarse salidas" sólo lleva a la mediocridad, a no tener una formación profunda en nada. Y precisamente para los interesados en letras, lo que más salidas tiene es el dominio de idiomas, incluida la propia lengua, que, además de proporcionar disciplina de trabajo, rigor y capacidad de análisis, es impagable en los tiempos que corren, porque es especializado y no se consigue fácilmente. No tenéis más que ver que no existe programa informático capaz de traducir eficazmente, ni redactar textos o discursos, ni elaborar argumentos: en ese campo siempre se van a necesitar personas. Dominar una lengua exige conocer un complejo entramado de estructuras y matices: estudiar Griego y Latín ayuda notablemente al estudio de otras lenguas, por su complejidad gramatical y su léxico lleno de matices, que además está en la base de la mayoría de lenguas occidentales, sobre todo en lo que a su vocabulario culto y especializado se refiere. Y, finalmente, tiene el valor añadido de que las Humanidades son el fundamento de la cultura occidental y que, además de ser útiles para las perspectivas laborales, llenan de contenido tu ocio y tu vida personal. Si consigues estudiar lo que te gusta, aquello para lo que estés más capacitado, y luchas por trabajar en ello, el esfuerzo que le dediques tendrá grandes satisfacciones y no lo sentirás como una carga.
"No hay un camino regio para la geometría".
Acabo con un vídeo ilustrativo sobre la importancia del esfuerzo, la ilusión y un buen maestro que sepa conducir las habilidades para tener éxito en los estudios:
Me ha encantado tu reflexión. Me das permiso para traducirla al catalán y publicarla en el blog de mi instituto?
ResponderEliminar¡Por supuesto! Me alegra que estemos de acuerdo. Mándame el enlace de tu blog cuando lo publiques.
ResponderEliminarHe publicado tu artículo a http://to-ploion.blogspot.com/. Ya verás cómo tu blog me sirve frecuentemente de inspiración. Gracias.
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