sábado, 28 de julio de 2012

DEFENDIÉNDONOS DE LOS BÁRBAROS

IMAGEN: DIDAXISVISUAL

En cualquier momento, cualquier persona razonable vuelve a explicarnos lo evidente: ¿qué clase de formación se puede tener privados del estudio de las Humanidades? Por no hablar del escándalo que supone que quien estudie Letras prefiera no cursar estas disciplinas. Los profesores de Lenguas Clásicas asistimos perplejos al desatino de que se llame "alumnos de Humanidades" a los que optan por  Matemáticas o Economía en lugar del Griego o el Latín. Y como, en realidad, no estudiar lenguas supone no entender cuando se nos habla y creer que los significados de los términos son intercambiables, el fomento de esta ignorancia lleva a un futuro estudiante de Filología, Traducción e Interpretación, Periodismo..., que tiene que dominar el uso de la palabra por encima de todo, a preferir las Matemáticas, esgrimiendo un paradójico argumento: "para no cerrarse puertas". Y cualquiera le preguntaría: ¿a dónde va un alumno de Letras deficientemente formando en Letras?, ¿para qué sirve la formación en Matemáticas sin otros auxiliares de Ciencias?, ¿aceptaríamos que esgrimiera esta misma justificación un futuro alumno de Medicina que en lugar de Biología cursara Literatura Universal?. 
Dejando lo absurdo a un lado os recomiendo una jugosa entrevista al periodista y poeta Carlos Aganzo en el programa de RNE La estación azul (a partir del minuto 11). Si os interesa el reciente libro que comenta, Las flautas de los bárbaros, aquí podéis leer algo más sobre él y su premioComo ya hablé en otra entrada de la etimología de BÁRBARO, seguro que entendéis perfectamente el título de su obra y encontraréis ecos en otro poema del famoso poeta griego Constantino Cavafis: Esperando a los bárbaros, que podéis leer traducido o escuchar recitado por Luis Alberto de Cuenca:


Y, mientras en España se volverá a devaluar un ya devaluado sistema educativo, el alcalde de Londres se permite el lujo de recitar una oda en griego clásico al estilo de Píndaro, con motivo de las XXX Olimpiadas en Londres (en este vídeo podéis ver cómo la goza). Y en España seguimos alardeando de no entender nada, porque ni conocemos a ese Píndaro ni nos importa, a pesar de que seamos un país de tradición grecolatina, que los bárbaros pueden estar agazapados en cualquier parte. A este paso, en un tiempo no muy lejano, África volverá a empezar en los Pirineos -¡que me perdonen los africanos!- y este chiste se convertirá en realidad:


IMAGEN: FORGES

POR FAVOR, ¡LEED EN VERANO!...
PARA QUE NO PERDAMOS NINGUNA LLAVE DEL CONOCIMIENTO:


martes, 10 de julio de 2012

LACÓNICO

IMAGEN: Clara Álvarez

Lacónico, -a (adj.): palabra derivada del griego Λακωνικός (lacedemonio, espartano)
Breve, conciso, compendioso.


Este término designa lo propio de Laconia o Lacedemonia, la región de la antigua Grecia donde se hallaba la importante polis de Esparta, célebre por el duro adiestramiento militar a que sometía a sus ciudadanos y que llevaba la sobriedad hasta emplear sólo las palabras estrictamente necesarias. Pero hablar con laconismos o de forma lacónica no es simplemente usar pocas palabras o ser impreciso, sino más bien al contrario. Y es sinónimo de la valentía que demuestra el temple de los desafiantes guerreros espartanos, que nunca preguntaban cuántos eran los enemigos, sino dónde estaban.
Abundantes ejemplos de laconismos se atribuyen a los protagonistas de la defensa de Grecia durante la II Guerra Médica:
Plutarco recoge que el rey Leónidas de Esparta, cuando un mensajero de Jerjes les exigió que entregaran sus armas y se rindieran, contestó con el famoso: Μολὼν λάβε, "ven a cogerlas".
Heródoto dice, al describir la defensa de las Termópilas, que el soldado espartano Diéneces, al enterarse de que los arqueros persas eran tan numerosos que sus flechas oscurecerían el sol, mostró su alegría porque así: ὑπὸ σκιῇ ἔσοιτο πρὸς αὐτοὺς ἡ μάχη καὶ οὐκ ἐν ἡλίῳ, "la lucha transcurriría para ellos a la sombra, y no a pleno sol".
Los espartanos defendían su libertad y la de todos los griegos, porque, como respondió Leónidas cuando Jerjes le ofreció reinar en Grecia si se rendía a él, según Plutarco: "para mí morir por Grecia es mejor que ser el único gobernante de la gente de mi raza". 
Audacia, libertad, solidaridad, expresión exacta,... aún tenemos mucho que aprender de las antiguas virtudes espartanos.