En este agitado verano
oímos a menudo que el latín
y, mucho más, el griego,
las lenguas clásicas, en general, no sirven para nada
y se desprecian, además, llamándolas "lenguas muertas".
Pero, como en tantas otras cuestiones, conviene oír otras voces y salir de nuestro pequeño círculo para descubrir en ese amplio mundo que nos rodea, aunque no lo veamos, que podemos estar equivocados o haber creído ingenuamente lo que nos han hecho creer. Por ello hay que tener los ojos bien abiertos
y reflexionar sobre lo que pasaría si realmente olvidáramos el griego como algunos persiguen a toda costa.